Sacado desde lo más hondo de mi corazón, donde duermen los recuerdos y los pensamientos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

el primer día de muchos

Cómo me acordaba de aquel día que miré por la ventana del cuarto de baño de mi instituto... Fue a la semana  media de empezar el instituto, en el primer recreo, creo que serían las 10:34, éstaba en el baño mirándome al espejo, hacia unos días que me había fijado en un chico nuevo, alto, pelo negro y rizado, ojos claros, sonrisa picarona... Era perfecto, pero pensé que solo sería un tio bueno más, como cualquier otro chico guapo del instituto. Pero aquel día el día del baño, miré por la ventana y lo vi al otro lado, parado en medio del patio mirandome, lo miré. No sé si pasaron milésimas, segundos o minutos pero nos miramos mutuamente como en las peliculas, entonces supe que no sería el típico tio guapo que ves por los pasillos y deseas tener, supe que lo tendría, de alguna manera u otra sería mio. Aquel segundo recreo volví al baño deseando volver a verlo. ¿Que por qué no tuve ovarios de buscarlo en el patio y presentarme? Pues no sé la verdad, solo sé que opté por verlo desde el baño, asique cogí por el porche, abrí la puerta y me lo encontré, sí señor, estaba allí, en la puerta del cuarto de baño, no sé si hacía allí lo mismo que yo, pero sé que estaba al lado, y estaba mirándome. Ahora viene cuando fuí estúpida, cuando me dí la vuelta y volví al patio, así sin más, sin presentarme, sin quedarme allí mirándolo y sin hablarle a cualquier compañero suyo que estuviera con él, fuí la estúpida de quedarme con la boca abierta y volver al patio. Busqué a Venus y le dije que había uno nuevo con una camiseta roja que me miraba y que me había enamorado a primera vista, se rió, quedé como una gilipollas pero era lo que pensaba en verdad. Entonces le dije que entrara conmigo, que quería volver a verlo, y efectivamente me acompañó al baño pasando por su lado, recuerdo que cuando entramos me dijo: "¿Ese es?" y le dije: "Dame una semana y lo conozco.". Cuando pasé por su lado le rocé el brazó, creo que hasta pude llegar a sentir un calambre. Sólo sé que esa camiseta roja no se me olvidará nunca, y que ese fue el principio de algo grande, ese fue el día en el que me enamoré de Matthew.

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