Llegué justo a tiempo a la fuente del centro comercial donde habíamos quedado y lo vi de lejos, venía con una camiseta blanca ajustada y encima una rebeca abierta, con unos pantalones vaqueros y sus deportivas azules que tanto me gustaban. Cómo había cambiado en aquellos 5 meses, que guapo y que alto estaba, desprendía atractivo por cada paso que daba, y su piel morena relucía más que nunca aquella blanca sonrisa, era él, era mi mejor amigo al que tanto necesitaba, y no dudé ni cinco segundos en salir conrriendo y engancharme a el como si fuese un mono, me daba igual que me viese todo el mundo, le necesitaba y por fin estaba allí, por fin.
-Joder Chad, estás tremendamente guapo -le dije mirandole de arriba a abajo.
+Eso es que tu me miras con buenos ojos pequeña.
-Eres imbécil... ¡Mirate! seguro que los demás tios te tienen que tener envidia.
+Si seguro... ¿Bueno que peli vamos a ver?
-Me da igual, la que quieras, tu eres el invitado ahora- le dije riendome.
+¿Saw 7?-puso ojitos de cordero.
-Como quieras, yo con estar contigo me conformo... Por cierto, te tengo que contar miles de cosas.
+¿Que ha pasado pequeña?-me dijo mientras nos sentabamos en un banco y me daba la mano.
-He dejado a Albert, bueno... nos hemos dejado, me lié con mi profesor y se lo tuve que decir Chad, no me lo pude guardar -empezaron a derramarse lágrimas por mis mejillas- y el me ha puesto los cuernos, me lo han contado, y no pretendía decirmelo, no me lo iba a decir Chad... creo que todo fue demasiado precipitado...
+Hey, hey pequeña, ven aquí, no llores-me dijo mientras me daba un abrazo.
Siempre sabía calmarme, me acercaba a su pecho dándome un abrazo y regulaba mi respiración siguiendo la suya, no había almohada más reconfortable que su pecho, no había antidepresivo mejor que su respiración.
Era la hora de entrar al cine, yo estaba más pendiente de mis palomitas y de estar abrazada a mi mejor amigo que de la película, además no me llamaba mucho la atención eso de la sangre, y en esto que se incorpora un poco del asiento del cine y me pasa la mano por encima del hombro, entonces empezó a hacerme cosquillitas por las caderas y la espalda y por poco me quedo dormida, eso si que era el paraíso, estar ahí con él, era una tranquilidad máxima, era el Nirvana.
+Es hora de irme a casa Amelie, tengo que coger el autobus...
-No por favor Chad, ahora no te vayas...
+Me tengo que ir pequeña, pero te prometo que nos veremos muy muy pronto ¿vale?
-Te quiero mucho.
+Y yo a ti, más de lo que te imaginas-me dijo mientras se le caía una lágrima.
Llegué a casa echa una mierda, llorando, ¿lo quería demasiado?, ¿me gustaba? había miles de preguntas en mi pequeña cabecita.
*Amelie, estamos en el salón-era la voz de mi madre.
-Dime mamá -le dije sollozando.
*Estamos buscando casa nueva.
-¿Qué? en esta estamos bien.
#No pequeña - me dijo papá- casa nueva al lado de Chad, nos mudamos de ciudad, o al menos, eso queremos.
¿Cómo se te puede solucionar la vida en solo un instante? Jamás lo sabré.